LOS PRIMEROS FRUTOS DEL ESPIRITU
Juan Wesley
Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, mas conforme al Espíritu (Romanos 8:1).
1. Con las palabras: “los que están en Cristo Jesús,” indudablemente se refiere el Apóstol a los que creen con sinceridad; los que justificados por la fe “tienen paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Los que de tal manera creen, ya no andan “conforme a la carne,” no siguen los movimientos de su naturaleza corrompida, sino que andan conforme al Espíritu: de modo que sus pensamientos, palabras y obras están bajo la dirección del Espíritu Santo.
2. “Ahora pues, ninguna condenación hay para” éstos. Ninguna condenación por parte de Dios; porque El los ha justificado “por su gracia, por la redención que es en Cristo Jesús.” El ha perdonado todas sus iniquidades y borrado todas sus transgresiones. No hay condenación para ellos por parte de su conciencia, porque no han recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que es de Dios, para que conozcan lo que Dios les ha dado (I Corintios 2:12), el cual Espíritu da testimonio a su espíritu de que son “hijos de Dios.” A esto se añade el testimonio de su conciencia, “que con simplicidad y sinceridad de Dios, no con sabiduría carnal, mas con la gracia de Dios,” han “conversado en el mundo” (II Corintios 1:12).
3. Pero siendo que muchos han entendido mal esta Escritura, y a veces de una manera tan peligrosa; siendo que hay infinidad de hombres “indoctos e inconstantes,” (hombres que no han sido enseñados de Dios), quienes, por consiguiente, no están firmes en la verdad, que es la santidad, y la han torcido para perdición de sí mismos; me propongo demostrar, lo más claramente que pueda, primero: quiénes son “los que están en Cristo Jesús, que no andan conforme a la carne, mas conforme al Espíritu,” y en segundo lugar, cómo no hay “condenación” para éstos. Concluiré con algunas deducciones prácticas.
Juan Wesley
Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, mas conforme al Espíritu (Romanos 8:1).
1. Con las palabras: “los que están en Cristo Jesús,” indudablemente se refiere el Apóstol a los que creen con sinceridad; los que justificados por la fe “tienen paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Los que de tal manera creen, ya no andan “conforme a la carne,” no siguen los movimientos de su naturaleza corrompida, sino que andan conforme al Espíritu: de modo que sus pensamientos, palabras y obras están bajo la dirección del Espíritu Santo.
2. “Ahora pues, ninguna condenación hay para” éstos. Ninguna condenación por parte de Dios; porque El los ha justificado “por su gracia, por la redención que es en Cristo Jesús.” El ha perdonado todas sus iniquidades y borrado todas sus transgresiones. No hay condenación para ellos por parte de su conciencia, porque no han recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que es de Dios, para que conozcan lo que Dios les ha dado (I Corintios 2:12), el cual Espíritu da testimonio a su espíritu de que son “hijos de Dios.” A esto se añade el testimonio de su conciencia, “que con simplicidad y sinceridad de Dios, no con sabiduría carnal, mas con la gracia de Dios,” han “conversado en el mundo” (II Corintios 1:12).
3. Pero siendo que muchos han entendido mal esta Escritura, y a veces de una manera tan peligrosa; siendo que hay infinidad de hombres “indoctos e inconstantes,” (hombres que no han sido enseñados de Dios), quienes, por consiguiente, no están firmes en la verdad, que es la santidad, y la han torcido para perdición de sí mismos; me propongo demostrar, lo más claramente que pueda, primero: quiénes son “los que están en Cristo Jesús, que no andan conforme a la carne, mas conforme al Espíritu,” y en segundo lugar, cómo no hay “condenación” para éstos. Concluiré con algunas deducciones prácticas.